22 de julio de 2019

Aún en invierno

Caminar sin rumbo te lleva a conocerte a vos mismo, esquinas que no vemos en nuestro recorrido habitual de pensamientos hundidos en la rutina, caminar es distinto que pasar, pasear tiene su encanto. En la caminata el entorno se hace uno contigo.
Incluso la repetición, la vuelta a la manzana. La repetición te deja entender dónde estás parado, y hacia dónde querés ir. 

¿No es también una opción caminar sobre tus pasos y darte una oportunidad y tiempo a decidir?

Derribar barreras y derivar caminos, un paso tras otro adivinando la ruta que nunca está marcada. Paisajes nuevos nos dejan pensar, aunque más no sea por un instante, que no lo sabemos todo y que nos queda mucho por aprender, sueños que nos quedan por soñar y cuentos que nos quedan por escribir; aparecen de repente en un portal o la puerta de un bar, de un almacén de barrio o en el cordón de la vereda.

Barrios enteros que nos quedan por conocer. Vidas que nos quedan por vivir.

Porque siempre, aunque todo salga mal, una caminata nos puede salvar; un ambiente nuevo que nos trastoque la perspectiva y veamos como aún en invierno hay árboles que florecen y fachadas añejas que cuentan historias.


—¿No pasamos ya por acá?

—No sé, ¿vos querés saber dónde estamos?

—La verdad que no.

14 de julio de 2019

Aunque esté mal sintonizada




Con mi padre nos juntamos a tomar mate en el fondo de su casa muy de vez en cuando y cuando lo hacemos cada uno ve su celular, no somos de charlas extensas, quedamos callados mientras suena alguna AM en la radio chiquita. De vez en cuando alguno rompe la quietud y le muestra un twit al otro o le pregunta por alguna cosa que haya quedado en el tintero.

¿Cómo te fue al final con X?


¿Pudiste terminar Y?


¿Qué te dijo Z?


Por lo general es solo hacernos compañía. Seguirnos una charla que no existe, pero que fluye en el aire. Los dos podemos soltar cualquier frase y el otro seguirla aunque no tenga sentido, ni contexto. La verdad que ni siquiera el mate importa, si no cebo no importa, si la radio está mal sintonizada no importa.


Por lo general no pasa más que eso que les cuento. Un bizcocho, un mate, una puesta a punto.


Hasta el momento en que me voy y el me manda un mensaje, o soy yo el que lo manda. Pero siempre dice “Te quiero"


Mi viejo nunca fue un padre normal, ni como el de mis amigos, y agradezco a eso que soy lo que soy. De verdad nada importa mucho, solo que nos sigamos juntando, que el me cuente sus proyectos, que yo le cebe un mate y que a pesar del tiempo, siempre estemos juntos.

10 de julio de 2019

Quizás en Malvin

Parece una locura que no puedas dormir pensando en esa persona que ya no quiere verte, que decidió perderte y no tenerte en su vida. Parece una locura que en las noches de insomnio solo tengas una cara en la que pensás, una sola sonrisa. Es que parece una locura que podamos sentir algo de cariño cuando sabemos que en verdad nos mata, que no nos moleste saber que no la podemos tener, solo por las noches sollozar por una caricia.

Todos nos hemos enamorado alguna vez. En su caso una mujer que le rompió la ilusión, la que le dijo una tarde que lo que tenían no funcionó, que eso, ésto, o aquello, había salido mal. No creo que él haya sabido el verdadero porqué. Hasta donde yo sé no le tiene rencor. Dice solo tener un dulce recuerdo, de su amargo perfume en algún rincón de su salón, un reflejo perdido en el espejo donde se peinaba a las mañanas y un par de cartas que no llegó a darle cuando la amaba en silencio y ella no sabía de su existencia.

Pasa noches enteras imaginando que ese amor no es de este barrio, quizás en la Aguada, o quizás en Palermo serían muy felices. Solo sabe que acá y en ésta vida ya no lo quiere, ya no lo extraña, ni le escribe antes de dormir como cuando se amaban; cuando se besaban bajo los portales de las casas de la calle San José, cuando los corría la lluvia mientras recorrían las plazas del Buceo, mientras paseaban por locales en la Unión sin saber ciertamente como terminaron ahí. En esos lugares fueron felices y también cuando la dejaba en su casa sin saber si en verdad la iba a volver a ver; uno nunca sabe si va a volver a ver a su amor cuando lo deja. Uno nunca sabe nada del amor.

La gente solo sabe que se ama cuando no se ve, y cuando se extraña; la gente sabe amar en los momentos en que en verdad lo necesita; la gente sabe extrañar solo cuando ama. Y estoy seguro que él la ama, aunque ya puede dormir por las noches. Pasó mucho tiempo ya pero no creo que haya dejado de soñar que una mañana lo despierte, un grito, un timbre, o ella acostándose a su lado para decirle entre risas que su vida le da asco, pero que lo extraña. Que sigue soñando entre murmullos cuando se ríe entre amigos, que sueña trabajando que un día va a llegar un mail diciendo en hermosa prosa que todo fue un error.

Que suspira cuando la ve arriba de un ómnibus y ninguno de los dos se saluda, que ella no imagina que él le escribe a escondidas. Ella no sabe que todo esto pasa, ella no lo quiere, no lo ama, no lo extraña. Parece una locura que él siga pensando que eso existió. Ella no sabe que él sigue recorriendo barrios ajenos en busca de ese amor perdido en alguna esquina de esta puta ciudad.

1 de julio de 2019

We love you


Todas mis personalidades te aman; excepto una que solo quiere cogerte, pero se la banca. Una de ellas me contó que según él nunca vio una sonrisa más linda y por eso te ama, otra dejó una carta membretada explicando el porqué y dando como alegato que le encanta tu sintaxis y tus puntos suspensivos en el momento justo (Qué decir, es la más formal e intelectual de mis personalidades). También está mi lado femenino al que le gusta tu pelo y como te quedan los jean, yo no coincido, prefiero las calzas. El más callado y tímido de mis alter egos, el que es tierno y solitario, te dijo a vos que te amaba, cuando estabas en mi cama mirándome (mirándolo). Todas mis personalidades te aman –creo, con algunas no me hablo-. Mi lado psicópata que es el que habita mi cuerpo con frecuencia no para de sorprenderse de como querés que se pudran todos en el infierno y como lo decís con la cara más tierna. Algunas otras tienen gustos muy raros, a una le gustan tus pies, a otra tus codos, y hasta tus tobillos le gusta a una de ellas; porque, como ya dije, son raras. De entre todas, mi personalidad escénica, la graciosa, te ama y dice que le encanta estar a tu lado porque le festejas todos los chistes, lo mismo le pasa a mi lado poeta que no puede creer como a alguien le pueden gustar lo que escribo, con esas rimas sin verso y esos versos sin rima, con metáforas absurdas y finales surrealistas. Quizá sea el amor que nos quita objetividad, debe ser eso. Lo que sé es que es en lo único que se han puesto de acuerdo, el resto del tiempo viven en peleas, se cuestionan entre ellas y se ignoran. No votan al mismo partido, ni tienen la misma religión. Se hacen la vida imposible, me hacen la vida imposible. Pero estando contigo, es el único momento en que puede salir cualquiera de ellas y quedar como idiota mirándote a los ojos.