15 de septiembre de 2020

Como perros


Nacimos como perros, nos criaron como perros, comimos de la basura, peleando los unos a los otros por migajas, nos ataron con correas para soltarnos después reclamando que seamos hombres elegantes. Y nosotros que solo sabíamos gruñir, aprendimos a decir "Perdone señor" y limamos nuestros colmillos, caminamos erguidos y callamos, para no ladrar, ni llorar. Nos rascaron el lomo mientras nos decían que la cucha era el palacio de un rey saudí, nos convencieron de que cuidar su terreno era el trabajo de los sueños.

Nacimos en barrios donde las ambulancias no entran y nos dejan sangrando en la calle, crecimos lejos de los bancos, de las escuelas, de los hospitales. Aprendimos a la fuerza, que nadie vale más que una fotocopia doble fas de nuestra cédula y gastamos nuestros ahorros en impresiones baratas de currículums en los que decimos mentiras que le intentamos colar a esos mismos que solo nos tiran las sobras.

Y al final morimos dormidos en un colchón viejo en una casa desecha, diciéndonos a nosotros mismos que no tuvimos suerte. Fue eso, mala liga.
Morimos, creyendo que la suerte es finita y a nosotros se nos gastó rápido, creyendo que fue una elección divina nuestro destino. 
Dejamos, con orgullo, un Renault 12 y dos televisores para nuestros hijos, como la herencia de un duque, orgullosos. Creyendo que nuestros hijos no van a repetir nuestros errores, sin saber, que ellos a veces nos miran con lástima. Una lástima tierna, del que piensa "Pobre tipo, no le salió"
En la vida nos cobran por lo que no fuimos y nos reducen, porque en tu lugar viene otro duque, con trabajo de ensueño y casa de rey, que usó corbata y creció en el mismo barrio que vos; sin banco, ni escuela, ni hospital.

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